La imagen de Dios en las personas con discapacidad.

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Jonathan Asbun comenta:

El ser humano es una criatura especial, superior y diferente a cualquier otra cosa creada. Tiene un valor intrínseco superior a cualquier otro ser vivo, porque es el único que lleva en sí mismo la imagen y semejanza de Dios”. (1)

El ser humano, sin excepciones, fue creado a Su imagen y semejanza. ¡Qué gran valor el que tenemos ante los ojos de nuestro Padre Celestial! Pero muchas personas se preguntan “¿Cómo una persona con discapacidad puede ser imagen de Dios?” Quisiera que reflexionaramos en 2 cosas:

  1. Todos somos imagen de Dios.

  2. Todos debemos de amar, respetar, valorar y tratar bien a nuestro prójimo.

Todos somos imagen de Dios

Cada uno de nosotros debemos aprender y entender que las personas con discapacidad no son inferiores ni tienen menor valor que las personas sin discapacidad, no son “pobrecitos”, “angelitos”, “especiales”, etc.; son seres humanos creados a imagen y semejanza de nuestro Padre Celestial. En Génesis 1:26 Dios dice:

“Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza”.

Si nosotros vemos a las personas con discapacidad con los términos mencionados anteriormente entonces estamos pisoteando la imagen de Dios al hacerlas de menos, al rechazarlas, excluirlas e incluso al mirarlas con ojos de lástima o pena.

Las personas con discapacidad son seres que el Señor creó con un propósito, son humanos con sentimientos como los de cualquier otro, simplemente son una persona como tú y como yo que tenemos un mismo valor, que son amadas tal y como todos somos amados por nuestro Creador. Así lo dice el salmista:

Tú creaste mis entrañas, me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y eso lo sé muy bien! “. (Salmos 139:13-14).

Todos hemos sido creados por Él y para Él y como autor de la Biblia no hace excepciones, no pone condiciones ni sugiere que algunos humanos valen más que otros por el hecho de tener una discapacidad ya sea cognitiva o física, por ejemplo: una persona que perdió una pierna o un brazo, que a causa de un accidente quedó inválido, una persona con epilepsia, con huesos de cristal, con Síndrome de Down, con Autismo, con Parálisis Cerebral, con deficiencia auditiva, con deficiencia visual, con Síndrome de Tourette, con Distrofia muscular etc. Como menciona el Apóstol Pablo:

Ahora bien; ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo.” (1 de Corintios 12:27)

Nadie es excluido sea cual sea su apariencia o las necesidades físicas, intelectuales o emocionales que cada uno tenemos. Todos somos el cuerpo de Cristo, cuando nos hemos arrepentido y rendido completa y sinceramente al Señor, y todos estamos necesitados del Evangelio y de la gracia de Jesús.

Ama, respeta, valora y trata bien a tu prójimo

Imagínate cómo se sienten los padres de un hijo con discapacidad al notar en la calle que todos se les quedan viendo con ojos de lástima, de miedo, o quizás pensando o murmurando comentarios como “pobrecito”, “¿qué es lo que tendrá?” o expresando juicio en sus ojos “los padres tienen la culpa, ellos le transmitieron eso al niño”, “la madre no se cuidó en su embarazo”, “algo han de haber hecho mal” y tantos comentarios más que lastiman. Esta actitud no pasa desapercibida para nuestro Padre y me recuerda una historia parecida que encontramos en Juan 9:1-3

“Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. —Rabí, ¿por qué nació ciego este hombre?— le preguntaron sus discípulos—. ¿Fue por sus propios pecados o por los de sus padres? —No fue por sus pecados ni tampoco por los de sus padres —contestó Jesús—. Nació ciego para que todos vieran el poder de Dios en él.”

He tenido la oportunidad de convivir y trabajar muy de cerca con personas con discapacidad, en especial con niños. Esto me ha permitido aprender muchísimo de ellos, me han llenado de amor, de paciencia, de tolerancia, de humildad, de aprender a tener ese amor agape que es el amor al servicio, el servicio que Dios quiere que nosotros tengamos con nuestro prójimo, y he visto el diseño de Dios en cada una de ellas.

Trabajar con ellos muchas veces no es una tarea fácil. Se que Dios anhela que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Cuando estoy conviviendo con un niño con discapacidad siempre trato de entender el amor a través de ellos, cómo esa sonrisa puede decir tanto, cómo ese “¡Hola Dani, ¿cómo estás?!” me puede llenar de alegría porque se preocupan por mí, en cómo se emocionan cuando los felicitas por un logro que obtuvieron, cuando te dicen “me harás falta”; me recuerda a ese amor que Dios tiene conmigo, quien se preocupa por mí y me ama incondicionalmente, logro entenderlo y esto provoca en mí el amarlos, tratarlos bien y relacionarme con ellos. No podría lograrlo en mis fuerzas pero Dios mismo me da la capacidad de reflejar Su amor hacia ellos. Como dice Scott Sauls

“Creo firmemente que los mayores beneficiarios de esta relación no son las personas de entre nosotros que tienen necesidades especiales, sino quienes llegamos a estar en su compañía.” (2)

 Quisiera que reflexionemos en lo siguiente, ¿cómo miras, percibes, tratas, a una persona con discapacidad? ¿Con lástima, miedo, asombro, juicio? Quizás muchos de nosotros nos hayamos equivocado en cómo verlas o cómo tratarlas, pero piensa en que de ahora en adelante vas a verlas como Dios, su creador, las ve, con dignidad. Debes amarla porque es tu prójimo, debes respetarla porque es un ser humano, vas a valorarla porque fue diseñada por el mismo Creador que te diseñó a ti y vas a tratarla también con humildad. 

Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor” (Efesios 4:2).

Heather Peacock menciona,

“Cuando ven a una persona con discapacidad, algunas personas rápidamente apartarán la mirada para no parecer groseras. Mirar fijamente es de mala educación, pero mirarlos a los ojos y sonreírles, y luego caminar hacia ellos para saludarlos y visitarlos, ¡eso es increíble e increíblemente significativo!”. (3) 

Las acciones pequeñas siempre hacen un gran cambio.

Mi oración es que cuando veas a una familia con un miembro con discapacidad, Dios nos ayude a verlos como personas llenas de cualidades y características hermosas, que primero veamos nuestra debilidad, nuestro pecado antes que el de los demás, y que nos ayude a andar en el camino de la humildad valorando todo lo que Él ha hecho y amando su creación hecha a Su imagen y semejanza y reconociendo la dignidad intrínseca que tenemos cada uno de los seres humanos. Que seamos lentos para juzgar y grandes en amor y misericordia.

¡Padre, ayúdanos a amar como tú nos has amado a nosotros!

 

(1)  Asbun, J. (2020, 10 mayo). Ser la imagen de Dios. Instituto CRUX. https://www.institutocrux.org/blogs/buen-arbol/etica/2020/04/ser-la-imagen-de-dios/

 (2)  Sauls, S. (2017, 31 octubre). Befriend Those with Disabilities and Special Needs. The Gospel Coalition. https://www.thegospelcoalition.org/article/befriend-those-with-disabilities-and-special-needs/

(3)  Peacock, H. (2018, 6 marzo). 8 Ways to Welcome People with Disabilities into Your Church. The Gospel Coalition | Canada. https://ca.thegospelcoalition.org/article/8-ways-to-welcome-people-with-disabilities-into-your-church/

Daniela Barrios

Profesora especializada en educación de personas con necesidades especiales por Universidad del Valle, futura licenciada en educación inclusiva por Universidad del Valle. Estudiante de Instituto Crux del Diplomado Pastoral de familia y voluntaria en Instituto Crux.

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