El sufrimiento y el cristiano
“Sufrimiento”… Una palabra que a veces ni queremos decir y mucho menos experimentar. Pero a pesar de eso, es algo que a todos nos toca vivir y al decir todos, también estamos incluidos los cristianos. Lo que nos hace pensar… ¿Por qué Dios permite el sufrimiento?
Cada persona tiene un concepto diferente de lo que significa sufrimiento, según lo que ha vivido. Elisabeth Elliot, autora y oradora cristiana, lo define como: “Tener lo que no se quiere o querer lo que no se tiene”. Lo que expresa esta definición es que el sufrimiento no son solamente situaciones como una enfermedad, la pérdida de un ser querido o un problema financiero, sino que incluye sufrimientos “cotidianos” como ir en el tráfico, los desvelos de la crianza de un recién nacido o simplemente una discusión. Todo esto ha sido más evidente. en el año que acaba de pasar, en medio de la pandemia por el COVID-19.
Desde que entró el pecado al mundo en Génesis 3, la humanidad ha conocido el sufrimiento hasta el día de hoy. Sin embargo, aunque su origen está en la caída, como una consecuencia del pecado, su propósito va más allá de ser solo una consecuencia, porque para quienes conocen a Dios, el sufrimiento tiene un propósito eterno (Romanos 8).
Deuteronomio 8 y el sufrimiento
Te animamos a leer el capítulo 8 de Deuteronomio, pero quisiéramos resaltar los primeros versículos de la siguiente manera:
“Todos los mandamientos que yo te ordeno hoy, tendrán cuidado de ponerlos por obra, a fin de que vivan y se multipliquen, y entren y tomen posesión de la tierra que el Señor juró dar a sus padres. Y te acordarás de todo el camino por donde el Señor tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no Sus mandamientos. Él te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor”
La experiencia de estar en el desierto puede ser una forma de describir el sufrimiento al estar cansado, en aflicción y con el deseo de que pronto termine el trayecto. El pueblo de Israel estuvo así 40 años, por causa de su desobediencia, pero Dios tenía un propósito en para ellos al atravesar este tiempo. Y como leemos en Deuteronomio, fue para exponer el corazón del pueblo. Para que pudieran reconocer que su corazón no adoraba solo a Dios y así mostrarles su necesidad de Él. Dios orquesta todo en nuestra vida, incluido el sufrimiento, para nuestro bien y para su gloria.
“Bueno es para mí ser afligido, Para que aprenda Tus estatutos.”
Salmo 119:71 (NBLA)
Dios le dijo a su pueblo en el desierto que guardara sus mandamientos. Al atravesar sufrimiento, el recordar y atesorar la Palabra de Dios es lo único que vivifica nuestra alma, nos da esperanza y nos sostiene. La Palabra de Dios es la que nos provee certeza que nos permite continuar. Por medio de estas situaciones, podemos tener la convicción de que Dios nos da lo necesario porque Él es Bueno, Santo, Justo y nos ama.
“Más ahora, así dice el SEÑOR tu Creador, oh Jacob, Y el que te formó, oh Israel: «No temas, porque Yo te he redimido, Te he llamado por tu nombre; Mío eres tú. Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, Y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, Ni la llama te abrazará. Porque Yo soy el SEÑOR tu Dios, El Santo de Israel, tu Salvador;”
Isaías 43:1-3a (NBLA)
Esperanza en medio del sufrimiento
En medio del sufrimiento, Dios promete que el fuego no nos va a quemar y que el río no nos cubrirá, pero eso también significa que sí vamos a tener que atravesar el fuego y el agua. Dios nunca prometió que los cristianos no íbamos a enfrentar sufrimiento, sino Él nos prometió que tendríamos una esperanza eterna. Él está con nosotros -y esto no porque somos dignos de Él- sino porque para aquellos que somos llamados; la justificación por Cristo en nuestros corazones, nos otorga lo siguiente:
Al vernos, Dios mira la vida perfecta de Su Hijo y no solo eso, sino que debemos recordar que nada ni nadie nos puede quitar a Cristo y el gozo de su salvación.
“Mediante la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo. En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; a quien sin haber visto, ustedes lo aman, y a quien ahora no ven, pero creen en Él, y se regocijan grandemente con gozo inefable y lleno de gloria, obteniendo, como resultado de su fe, la salvación de sus almas.”
1 Pedro 1:5-9 (NBLA)
Así como el pueblo en el desierto, los cristianos vivimos esperando, no que el sufrimiento termine, sino el regreso de nuestro Salvador, cuando el mayor bien que tengamos será que estaremos con Él para siempre (Apocalipsis 21:4). Los animamos a recordar que el mayor sufrimiento que podemos padecer aquí en la tierra, no se compara al sufrimiento de Cristo en la cruz por nuestros pecados. Por Él es que tenemos esperanza eterna, porque Él sufrió lo que nosotros no hubiéramos podido soportar. Y descansar en que, Dios siempre nos acompaña y nos transforma durante el sufrimiento, a través de Su Espíritu y Su Palabra.