Todo es tuyo, Señor
La foto muestra una pequeñita de alrededor de dos años, decidida a lanzarse a una piscina sin salvavidas ni flotadores, pero armada de tal seguridad que podría ser comparada a la de un nadador profesional. La piscina es más honda de lo que sus pies podrían alcanzar, pero a ella no parece importarle que no sabe nadar. Sus ojitos están puestos sobre su papá, que, con una sonrisa y brazos abiertos, la invita a confiar, sabe que puede lanzarse y que él la sostendrá. Disfruta de la aventura en el agua sin depender de su habilidad, descansa completamente en la certeza que le da su papá.
Nuestro Dios es el creador y sustentador de todas las cosas, todo fue hecho por Él y para Él (Col. 1:16), nuestros hijos son suyos…nosotros somos suyos. Sin embargo, debo confesar, que muchas veces me cuesta ser como esa chiquita y descansar en esta maravillosa verdad. A menudo descubro a mi corazón queriendo tener el control, creyendo saber lo que es mejor. Necesito, constantemente, recordar que mi vida y la de los que amo, descansa en las manos de un Dios soberano.
No sabemos lo que mañana traerá, los retos, desafíos y situaciones que nuestros hijos enfrentarán. En un mundo que proclama la autosuficiencia, es contracultura descansar en las manos que nos han sostenido y nos sostendrán. Sea lo que sea que debamos encarar, una cosa es segura, nuestro Dios no ha cambiado ni cambiará. Nos invita a lanzarnos a la piscina de la vida, no porque tengamos habilidad, ni porque sepamos nadar, nos invita a vivir a manos llenas porque en Él hay vida plena. No nos ha prometido una vida sin llorar, nos ha prometido que no nos dejará. Ha prometido que un día regresará, que el dolor se acabará y que toda lágrima enjuagará, nos ha prometido que nos consolará y que cada circunstancia obrará, de alguna forma, en su plan.
Nuestro buen Padre nos anima a confiar, sus brazos abiertos están. En su abrazo encontraremos gozo, esperanza eterna y paz, que no se puede hallar en ningún otro lugar. Su abrazo es lugar seguro en medio de adversidad, de la incertidumbre o ansiedad. En sus brazos puedes reír o llorar con libertad, pues Él te ha amado y te amará. No existe un mejor lugar, no existe mejor cosa que rendir nuestra vida y depender de Aquel, quien vida vino a dar.
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen.” Colosenses 1:15 -17