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¿Podrías pensar en una lista de tus 5 personas favoritas para pasar tiempo de calidad? ¿Ya las tienes? Te aseguro que al pensar en algunas se esbozó una sonrisa en tu rostro.

Disfrutamos tanto de la compañía de esas personas, que cada tiempo que pasamos con ellas es un deleite y definitivamente después de esos tiempos nuestra amistad es más estrecha.  Esos tiempos de calidad, nutren nuestra vida.

Ahora déjame preguntarte en ese top 5 de personas con las que eres intencional, ¿está Dios?

Puedes imaginarte cuánto podríamos conocer a Dios si buscáramos pasar más tiempo a solas con Él? No estoy pensando sólo en esos tiempos dónde oramos exponiendo nuestras necesidades o intercedemos por alguien más.  Me refiero a un tiempo de ESTAR con Él, de simplemente disfrutar de su compañía.

El Salmo 25:14 (RV60) dice: La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto.

Este temer al Señor, se refiere a tener reverencia, sentido de asombro ante un Dios glorioso, majestuoso, el Creador del universo que sostiene nuestras vidas. (Sugel Michelén). 

Cuando logramos tener ese tipo de temor, nuestro espíritu anhela pasar tiempo con Él conociéndolo, recreándonos en su presencia.

Estar en la presencia de Dios es vital para nosotros. A continuación enumeraremos 4 cosas que encontramos:

1.Hay una necesidad profunda de su presencia en nuestros corazones que debe ser llenada.

El Salmo 42:1-3 TLA dice : Así como un venado sediento desea el agua de un arroyo, así también yo, Dios mío, busco estar cerca de ti.  Tú eres el Dios de la vida, y anhelo estar contigo. Quiero ir a tu templo y cara a cara adorarte solo a ti.

El salmista enfatiza la necesidad de un venado por el agua, en medio de un bosque cuando este tiene sed, emite un bramido fuerte porque realmente puede llegar a morir si no bebe agua, el agua es vital, su vida depende de poder tomarla.

Nuestras vidas necesitan de la presencia de Dios para no morir espiritualmente.  Jesús mismo se llamó el agua de vida.

Juan (NTV) 7:37: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  

El que beba de Él no tendrá sed jamás.  Para los que amamos a Dios, el conocerlo, pasar tiempo con Él, no es opcional, es vital.  Se convierte en la parte más importante del día.  Nos pueden faltar muchas cosas en el día, pero buscarlo, escucharlo y que nos escuche, debe de ser un tiempo imprescindible en nuestras vidas, nos da vida.

2. Su presencia nos transforma. Cuando estamos en su presencia cara a cara, no podemos salir igual de como entramos. Su presencia nos muestra aquellas cosas que no están bien en nosotros, su luz alumbra nuestro espíritu, somos conscientes de que hemos pecado y el arrepentimiento viene a nosotros, haciéndonos ver nuestra pequeñez y Su grandeza.  Eso va transformándonos, haciéndonos conscientes de nuestra condición y nuestra necesidad de él.  Nuestras vallas protectoras van siendo derribadas y nos vamos percatando que hay cosas que necesitamos cambiar y su poder empieza a trabajar en nosotros.

Salmo 139:23-24   Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.

 3. Su presencia trae sanidad y restauración. A medida que pasamos tiempo con Él, nuestros corazones van abriéndose y nos damos cuenta que hay muchas cosas dentro que necesitamos sanar, día a día su presencia y la Palabra van restaurando nuestros corazones.  Me gusta mucho el concepto de restauración es, “volver algo a su estado original para lo que fue creado.”  Él nos ayuda este proceso.

Jeremías (RV60) 33:6"He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad”.

Él promete dar la medicina que necesitamos y nos acompaña en el proceso.

4. Su presencia trae descanso y paz para nuestros corazones.

Mateo 11:28-29  Luego dijo Jesús: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma”. 

Su presencia es liberadora, ante Él podemos venir con todas nuestras cargas y descansar en la seguridad que Él las llevará por nosotros y  eso traerá paz a nuestros corazones. En este tiempo donde la ansiedad se quiere apoderar de nosotros, su presencia es el lugar que la desvanece por completo.  Es nuestro lugar seguro, la roca sobre la cual descansamos confiados. Es nuestro catalizador. 

Fuimos creados para tener una comunión íntima con Dios.  David entendía esto muy bien.  Disfrutaba de la compañía de Dios, disfrutaba de su presencia. David estuvo lejos de ser perfecto, pero tenía un corazón humilde que constantemente anhelaba la presencia de Dios. Dios consideró que David era un hombre conforme a su corazón, porque no había nada que él antepusiera a la necesidad de estar en su presencia.  El Salmo 84 es un canto que expresa esa necesidad. Quiero invitarte a que a medida que leas los primeros 2 versículos de este salmo, lo hagas en forma de oración.

Salmo 84 (TLA):

Dios del universo,
¡qué bello es tu templo,
la casa donde vives!
Deseo con toda el alma
estar en los patios de tu templo;
¡me muero por llegar a ellos!
Tú eres el Dios de la vida,
por eso te canto alegre
con todas las fuerzas de mi corazón.

¿Sientes ese anhelo? si no lo hay, empieza a pedírselo al Señor, recordemos que a medida que lo conozcamos más profundamente nuestra perspectiva de Él y de las cosas será moldeada por Él.