La tarea de nosotros los padres

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Cuando a uno le dicen que se ganó una herencia, nos emocionamos porque generalmente las herencias son algo valioso para la persona que la dejó y también para quien la va a recibir.  

“Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa.” Salmo 127:3

La Biblia nos dice que el Señor nos ha dado a nuestros hijos como “herencia” y que nuestros hijos no nos pertenecen, son del Señor, solo somos herramientas en Sus manos para poder modelar Su carácter en la vida de nuestros hijos y guiarlos hacia Él. 

La responsabilidad de enseñar a nuestros hijos la palabra del Señor es nuestra, el Señor nos los encomendó a nosotros, no a los maestros, las niñeras o las abuelas, así que necesitamos pedirle al Señor que nos ayude con la tarea.  La buena noticia es que hay suficiente gracia para nosotros como padres y el Señor no nos manda a hacer algo sin ir con nosotros y proveernos lo que más necesitamos: a Él mismo.

Nuestra tarea está explicada muy clara en Mateo 28:19-20. Fueron las últimas palabras de Jesús antes de ascender al cielo y dijo:

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones…  enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”.

Y en Deuteronomio 6:4-9, en el discurso de despedida de Moisés:

“Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es.  Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.  Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.  Las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos.  Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.”

Esa es nuestra responsabilidad principal como padres, como discípulos de Jesús y necesitamos empezar por nuestra casa, por los más cercanos: nuestros hijos.

“¿Cómo podemos esperar ver avanzar el reino de nuestro Señor cuando sus propios discípulos no les enseñan Su evangelio a sus hijos?” - Charles Spurgeon

¿Cómo lo hacemos?

Ligon Duncan, de ministerios Ligonier, dice que como padres tenemos 3 responsabilidades principales, respecto a enseñarles a nuestros hijos la Palabra del Señor:

  1. Orar por nuestros hijos

  2. Modelar el evangelio con nuestro ejemplo

  3. Enseñarles la Palabra del Señor

¡Y ese es el orden de importancia!

Orar por nuestros hijos:  Necesitamos reconocer que no podemos solos, Jesús mismo nos lo dijo en Juan 15:5: “separados de mi no pueden hacer nada”.   Nuestros hijos son del Señor, Él los ama más que nosotros mismos y Él sabe lo que es bueno para ellos.  Es arrogancia pensar que podemos nosotros solos con la tarea, necesitamos entregarlos al Señor para que Él obre en sus vidas y los transforme.  Nosotros no somos el Espíritu Santo para producir ese cambio, solo Él puede.  Seamos herramientas en Sus manos, el trabajo lo hace Él.

Modelar el Evangelio con nuestro ejemplo: “Tus actos siempre hablan más alto y más claro que tus palabras” (Stephen R. Covey).  Somos herramientas en las manos del Señor en la vida de nuestros hijos, y como dice Paul Tripp, tenemos solo 2 opciones: ser instrumentos o estorbos.  Necesitamos ser coherentes con nuestras acciones, enseñarles el arrepentimiento, que nosotros también nos equivocamos y pedimos perdón, que dependemos del Señor y que nos vean buscarlo junto con ellos a diario.

“La familia es el lugar donde los niños entienden la belleza del evangelio expresada a través de nosotros. Enseñar a nuestros hijos a amar a Dios demanda que nosotros mismos tengamos una relación verdadera de amor hacia Dios en Cristo.” – Josué Lara.

Enseñarles la Palabra de Dios:  La Biblia no es un conjunto de historias desconectadas, la Biblia es la Gran Historia, que habla desde Génesis hasta Apocalipsis del plan de Redención de Dios, nos habla de cómo un Dios de amor nos rescata del pecado y de la muerte por medio de Su Hijo.  El Antiguo Testamento habla acerca de Jesús, lo anticipa.  El Nuevo Testamento cuenta su historia y luego nos revela nuestro futuro eterno para que tengamos esperanza en Él.   Para poder enseñar algo, lo que sea, tengo que aprenderlo yo; entonces para enseñar la Palabra a nuestros hijos necesitamos conocerla, necesitamos leerla, necesitamos conocer a Dios como Él quiere ser conocido y eso es solo por medio de su Palabra. 

“La familia fue creada para transmitir el evangelio de una generación a otra. Con el mandato que el Señor dio a través de Moisés, no queda duda de que los primeros y últimos responsables en la enseñanza del evangelio somos los padres.”- Josué Lara 

Conclusión: Heriberto Hermosillo de Familia Semilla, dice que para enseñar la palabra de Dios necesitamos:

  • Intencionalidad: Necesitamos ser intencionales con la tarea, tener disciplina y proponernos hacer lo que sea necesario para enseñarla a nuestros hijos. Si no planeamos muchas veces no lo vamos a realizar, así que establezcamos el horario, el tiempo y el lugar para que a diario podamos compartir la palabra del Señor con nuestros hijos (de acuerdo a su edad).

  • Espontaneidad: El tiempo que pasamos con nuestros hijos podemos aprovecharlo para hablarles de Su Palabra, podemos aplicarla a las circunstancias espontáneas, ya sea en el tráfico, en la cena, a la hora de dormir.

  • Vulnerabilidad: Los padres debemos aprender a reconocer nuestros errores y pedirles perdón a nuestros hijos. Nos vamos a equivocar muchas veces y necesitamos aprender a ser vulnerables con ellos, que ellos puedan ver que también nosotros necesitamos a diario el evangelio y a Jesús.

Oración:

Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra.  Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.

Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, ¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén”. Efesios 3:14-20

Recursos:

  • Libro Parenting (La Crianza de los Hijos), Paul David Tripp: https://a.co/d/afzXwWX

  • “Predica el Evangelio a tus hijos”, Josué Lara: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/predica-evangelio-hijos/

Fredy y Carola Meléndez

El Señor nos rescató y nos sostiene por gracia.  Papás de José Daniel y Ana Rebeca.  Somos empresarios y servimos al Señor como voluntarios en Iglesia Reforma y en el hogar Liga de Vida Nueva.

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