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La Iglesia y la Familia

La Iglesia y la familia

 Desde el inicio de la pandemia por COVID-19 en el 2020, todos dejamos de congregarnos presencialmente, incluso puede ser que muchos aún no se estén congregando. Seguramente todo esto nos ha hecho reflexionar en la importancia de una comunidad, que aunque hoy se puede tener de forma virtual, no cumple a cabalidad las valiosas funciones por las que fue diseñada por Dios.

1.     La comunidad es diseño de Dios

 Dios nos pensó en comunidad, desde Génesis se puede leer que Él fue trazando su plan de salvación por medio de familias y esa línea la vemos incluso en la genealogía de Jesús. Él no nos diseñó para estar solos. También en el libro de los Hechos se relata cómo la iglesia se fortaleció por medio de las familias congregándose por las casas (Hechos 2:43, Hechos 16).

Ante esta necesidad que tenemos como seres humanos de vivir en comunidad, la Iglesia cobra un rol fundamental, ya que no solo nos permite encontrar un grupo de personas para compartir nuestra vida en la tierra, sino que nos permite ser vulnerables e ir creciendo juntos espiritualmente.

En el Nuevo Testamento, aparece 59 veces la frase “los unos a los otros”[1] y cada pasaje ejemplifica cómo Dios nos llama a tener esa comunidad como su Iglesia. Estos pasajes están relacionados a exhortarnos, confrontarnos, amarnos, confesar nuestros pecados, perdonarnos, llevar las cargas, enseñarnos… Sin embargo, no debemos olvidar que este no es un esfuerzo, sino un resultado de vivir en obediencia y agradecidos por lo que Cristo hizo, quien fue el único que tuvo una vida perfecta y que sin merecerlo tomó nuestro lugar en la cruz. 

 “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” 1 Corintios 12:26

2.     La familia en la iglesia

La comunidad más cercana que tenemos es nuestra familia. Es en este núcleo de personas con las que convivimos la mayor parte de nuestro tiempo, quienes conocen nuestras fortalezas y debilidades, incluso en los momentos más íntimos. 

Buscar a Dios como familia y tener el deseo de congregarnos es un don que viene de Él. No todas las familias tienen ese mismo sentir, según la elección soberana de Dios para cada uno. Sin embargo, aquellos cuyos ojos han sido abiertos a la salvación del Señor, son llamados a fomentar que la familia tenga hábitos que los fortalezcan en su cercanía con el Señor y  exhortarse a permanecer en la fe y congregarse. Es el llamado de los padres instruir a sus hijos en asistir a la iglesia y tener una comunidad que los rodee en su caminar diario con el Señor. Además, no olvidar que aunque los niños pequeños no comprendan en su totalidad el tema del que se habla en la iglesia e incluso pueden aburrirse, solo el hecho de que como familia, aparten el tiempo de ir por sobre otra actividad, les revela la importancia de congregarse y les da un ejemplo a seguir para el futuro. 

“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” Deuteronomio 6:5-7

La iglesia es una de las bases en las que la familia se apoya para aprender de la Palabra fielmente expuesta, y así ser guardados de doctrinas que tergiversan la verdad del evangelio. Sin embargo, es en la casa donde lo aprendido se aplica y reflexiona. La iglesia también es un medio para que la familia se involucre en la obra de Dios a través de los diferentes llamados que Dios tiene para sus integrantes. 

Al congregarnos declaramos juntos Quién es Dios y aceptamos nuestra necesidad de Cristo, por medio de la adoración y de escuchar Su Palabra.  

3.     La iglesia como familia

A la iglesia llegan familias completas, viudas, padres solteros, huérfanos y la iglesia se convierte en una familia, en donde todos somos adoptados. Porque todos tenemos la misma necesidad de confesar nuestro pecado y encontrar en Jesús el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6). Así mismo, la iglesia refleja el amor y cuidado de Dios al estar presentes en las necesidades terrenales y más aún en las del corazón. 

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” Efesios 1:3-6

Nuestra tendencia como seres humanos es querer estar en el centro, rodearnos de una comunidad nos ayuda a morir a ese deseo y vivir para la gloria de Dios. Por medio de las familias crece la iglesia, y se convierte en una sola familia que Dios planeó para salvación. 

Recursos:

 1.     Artículo: Lista de 59 “Los unos a los otros” versículos en el Nuevo Testamento. https://ancladoencristo.org/lista-de-59-los-unos-a-los-otros-versiculos-en-el-nuevo-testamento/

2.     Recursos y guías para estudios en familia: Acceso directo, https://www.accesodirecto.org/

3.     Programas del podcast de Religión Pura: Iglesias sanas + abuso + evangelio, Iglesias sanas + abuso + comunidad + prevención https://ach.gt/podcast/bienvenidos-a-religion-pura/