Imago Dei
Imagen de Dios ¿Cómo podemos llamarnos así a nosotros mismos? Bueno, porque su libro lo dice así. No nos lo inventamos nosotros fue Él quien nos llamó con esta característica.
“Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó”. Génesis 1:27
La mente humana, si descubriéramos cada rincón de ella, si supiéramos exactamente cómo funciona, si viéramos los secretos que esconde, no podríamos jamás comprenderla. Pero si la vemos atentamente, hay rasgos heredados de las manos que nos formaron. Porque así es, todo lo bueno que el hombre tiene por ofrecer, tiene una raíz de porqué vemos eso florecer. Apunta a alguien mejor, alguien que decidió que nuestras vidas mostraran fracciones de su corazón, incluso sin que nos demos cuenta.
El deseo de querer inventar la última novedad, el querer extender el conocimiento para que alguien más también sepa lo que aprendí, nuestro afecto, capaz de fomentar vínculos, nuestros ojos libres de amar a vidas que se encuentran perdidas, el perdonar cuando nuestro corazón rompieron, el ser generosos con desconocidos, el conmovernos con historias de extraños, el alegrarnos por un amigo o pelear por la justicia en una tarde fría.
Pero lo más valioso, lo que verdaderamente habla del peso de una vida humana, eso que hace la cuenta y evalúa el valor de cada uno, midiéndose en otra cosa y no en su conocimiento y desempeño, eso que no se puede cuantificar, no se puede evaluar o medir con una regla. Eso es el dueño de esas manos que a cada ser humano formaron, el aliento que en esas narices sopló y el amor que en una cruz derramó.
Imagen de Dios es que Él decidió poner su esencia en las personas, no por lo que podemos hacer, porque ha quedado en evidencia que la verdad es que más diferentes no podríamos ser. Por más que intentamos huir lejos de él, rechazamos su afecto, nos rebelamos y negamos su poder, no podemos desligar nuestra vida de su soberanía porque su amor nos formó, sus ojos nos vieron y su voz nos llamó.
Y ahora sabiendo esto, ¿qué vida vale más, qué vida es más importante y especial? Todas por igual, porque no hay dos mentes formándonos, solo una nos planeó. Por eso, cuando veas una vida que se esconde en el rincón de una célula que aún está en formación, una vida que está llena de polvo, una vida abandonada o una vida bien formada. No intentes calificar cuál vale más.
Cada una de ellas tiene un valor, y ese valor es la imagen de Dios.