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15 frases del libro: “Cómo Pastorear el Corazón de tu Hijo” del autor Tedd Tripp

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Hace unos meses escuché que en el podcast de “Crianza Reverente”, empezarían una serie sobre este libro. Sin dudarlo lo compré y comencé a leerlo inmediatamente. La urgencia era porque mi hija de cuatro años, está pasando de ser una toddler a una niña; aunque pequeñita, ya es más una niña que una bebé.

Los que la conocen saben que es una niña sensible, tierna y muy dulce. En general, ese es su temperamento. Ama a su hermanita de 7 meses y es súper expresiva y cariñosa, pero por supuesto que también tiene días en los que nos ha costado corregirla, disciplinarla e instruirla. Si bien la mayoría de días es una niña dócil y perceptiva, sí tenemos días en los que debemos corregirla, llamarle la atención, guiarla y encaminarla en la instrucción del Señor. He meditado que, así como en la parábola del hijo pródigo, por lo general consideramos a los niños en dos categorías: los “bien” portados y los “mal” portados (por un sinfín de causas y variables).

Por naturaleza, a cierta edad los niños empiezan a demostrar su corazón pecaminoso y la necesidad de un Salvador. Aún en su inocencia de niños, muchas veces manifiestan actitudes que solo demuestran la necesidad y urgencia con que debemos enseñarles el evangelio. Y esto es para ambas clases de niños, los “bien portados” y los “mal portados”. En nuestro caso, nuestra hija mayor se ve como “bien portada”, como ese hijo mayor descrito en la parábola del hijo pródigo. Y eso es lo complejo, ya que como padres podemos acomodarnos y caer en la trampa de creer que porque se porta bien (fijarnos en la conducta) su corazón está cerca del Señor y también cerca del nuestro y no necesariamente es siempre así… 

Es por esto que me encantó el libro de Tedd Tripp, Cómo Pastorear el Corazón de tu Hijo. Muchos lo consideran como un clásico en el tema de crianza bíblica, ya que se publicó por primera vez en 1995 (cuando justamente yo tenía cuatro años). Su tesis central es que la disciplina bíblica se debe dirigir y centrar en el corazón del niño y no en la conducta meramente (para no criar hijos moralistas). El libro abarca todas las etapas de un hijo: niñez temprana, niñez y adolescencia. Abarca temas como: enseñar el evangelio, la sabiduría, ¿qué significa pastorear a tu hijo?, y temas controversiales en nuestro tiempo como: la importancia de la autoridad de los padres y el uso de la vara como parte de la disciplina.

Si tienes niños te aliento a leer el libro, la crianza es verdaderamente un reto del día a día y una tarea titánica que no podremos lograrla sin la ayuda del Señor. A continuación, describo 15 frases que subrayé en mi libro (y grabé en mi mente y corazón) para que te sirvan de ánimo para comprarlo:

1.     “Cuando los padres queremos lidiar únicamente con el comportamiento, perdemos la oportunidad de ayudar a nuestros hijos a entender que, antes de corregir nuestra conducta, necesitamos sanar nuestro corazón extraviado. También cuando fallamos en centrarnos en el corazón, pasamos por alto el evangelio. Si el objetivo de ser padres no es más que asegurar un comportamiento adecuado, nunca vamos a ayudar a nuestros hijos a entender las cosas internas de la mente, de la voluntad y del corazón humano.”

2.     “Tendemos a preocuparnos más del “qué” de la conducta que del “por qué” de la misma. En consecuencia, la mayoría de nosotros perdemos una enorme cantidad de energía controlando el comportamiento de nuestros hijos. Según centramos nuestra atención en modificar el comportamiento, perdemos la oportunidad de tocar el corazón.”

3.     “Uno de los llamamientos más importantes que Dios ha dado a los padres consiste en mostrar la grandeza, la bondad y la gloria de Dios a sus hijos.”

4.     “La única guía segura es la Biblia, la revelación de Dios, quien tiene un conocimiento infinito y, por lo tanto, te puede dar la verdad absoluta. Dios te ha dado una revelación robusta y completa. Te presenta un cuadro verdadero y total de los hijos, los padres, la vida familiar, los sistemas de valores, la formación, el cuidado, la disciplina: todo lo que necesitas con el fin de ser equipado para la tarea de la crianza.”

5.     “Como padre, debes ejercer autoridad. Debes demandarles obediencia a tus hijos porque Dios los llama a obedecerte y honrarte. Debes ejercer autoridad, no como el jefe de los esclavos, sino como alguien que verdaderamente les ama. Él pastorea al niño para que entienda no solo el “qué” de sus actos, sino también el “por qué”.”

6.     “El enfoque central de la crianza es el evangelio. No solo necesitas dirigir la conducta de tus hijos, sino las actitudes de sus corazones. Necesitas mostrarles no solo el “qué” de su pecado y falla, sino también el “por qué”. Tus hijos necesitan comprender, desesperadamente, no solo el “qué” externo de lo que hicieron mal, sino el “por qué” interno de lo que hicieron.”

7.     “La persona que tu hijo llega a ser es el producto de dos cosas. La primera es su experiencia de la vida y la segunda es cómo reacciona a esa experiencia.”

8.     “Todo el mundo es esencialmente religioso: los niños son adoradores; adoran al Señor o adoran a los ídolos. Nunca son neutrales.”

9.     “Tú y tu hijo están en el mismo bote, pues ambos están bajo la autoridad de Dios. Ambos tienen diferentes papeles, pero el mismo Amo.”

10.  “Si disciplinas y corriges a tus hijos porque Dios lo manda, entonces no debes estorbar la tarea con tu enojo. La corrección no consiste en mostrar enojo por las ofensas de tus hijos, sino en recordarles que su conducta pecaminosa ofende a Dios y en confrontarlos con Su desaprobación contra el pecado de quienes son parte de su reino. Él es el Rey y ellos deben obedecer.”

11.  “Muchos padres no tienen una perspectiva bíblica de la disciplina y tienden a ver la disciplina como venganza: devolver a los niños el mal que hicieron. Hebreos 12 explica claramente que la disciplina no es punitiva, sino correctiva.”

12.  “La comunicación no solo disciplina; también discipula, porque pastorea a los hijos en los caminos de Dios.”

13.  “¿Qué es la vara? Es cuando un padre, en un acto de fe en Dios y de fidelidad hacia sus hijos, se responsabiliza de un uso cuidadoso, oportuno, moderado y controlado del castigo físico para recalcar la importancia de obedecer a Dios y así librar al niño de continuar en su necedad hasta la muerte.”

14.  “El concepto bíblico de la vara no incluye que un padre demande retribución por la ofensa del hijo. No es cobrar un pago vencido. Muchos padres tienen una mentalidad punitiva y ven la disciplina como el pago del hijo por sus pecados. En vez de tener la meta positiva de la restauración a través de la corrección, tienen la meta negativa de la retribución. El niño, entonces, se parece al convicto que paga su deuda a la sociedad al cumplir su condena. Este no es el concepto bíblico de la disciplina.”

15.  “El fin supremo del hombre es glorificar a Dios y gozar de Él por siempre; por tanto, nuestra meta en cualquier contexto es presentarles a nuestros hijos una perspectiva bíblica del mundo. Desde sus primeros días deben ser enseñados en la verdad de que son criaturas hechas a imagen de Dios—hechas para Dios—y deben aprender que solamente se van a “encontrar a ellos mismos” cuando encuentren a Dios.”