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Apologética Cristiana: esencial para todo universitario

Recuerdo que estaba en mi tercer año de la universidad y llevaba un curso con el nombre “Ciencias Cognitivas”. El profesor, a quien admiraba y le tenía aprecio, nos dio material muy interesante para leer y teníamos clases bastante amenas con mis compañeros. Sin embargo, pronto empezamos a ver en varias sesiones, la premisa de la existencia (o no) de Dios. Recuerdo perfectamente una clase en la cual el profesor exponía y afirmaba que la idea de Dios era básicamente un invento del ser humano. Varios autores y académicos ateos tenían obras, estudios y libros que leímos y afirmaban eso mismo.

En ese momento entré en un tipo de shock mental y aunque me cuesta admitirlo, también fue un shock espiritual. Me di cuenta rápidamente que, como cristiana, yo no sabía cómo defender mi fe. Aunque llevaba “toda la vida” en la iglesia, nunca había leído la Biblia de manera constante, no sabía por qué creía que Jesús era el único camino a la vida eterna. No entendía palabras como: expiación, justificación, propiciación, santificación… y que ahora pienso que son tan básicas para entender el cristianismo. No sabía si realmente existían pruebas de la veracidad y autenticidad de la Biblia, datos arqueológicos e históricos de los personajes e historias bíblicas e incluso dudé de si la Biblia era realmente la Palabra de Dios.

La importancia de los amigos

Gracias a Dios que tenía amigos maduros en la fe a quienes acudir. Yo estaba segura de que, aunque me faltaba muchísimo por aprender (y estoy consiente que aprenderé hasta el último día de mi vida) y leer sobre quién era Dios, pude descargar mis dudas y de alguna manera buscar un camino para resolverlas. Una querida amiga me recomendó leer el libro “Evidencia que exige un Veredicto” de Josh McDowell. Es un libro pesado, más de 400 páginas, pero era tanta mi incertidumbre y duda que “me lo devoré” y me abrió los ojos y el entendimiento a la disciplina cristiana de la “apologética”.

Estoy convencida que, de no haber verbalizado y expresado estas dudas con personas de confianza, hubiera divagado tal vez al punto de dudar más del evangelio y no llegar a reafirmar mi fe. Es tan necesario que los universitarios tengan amigos a quienes acudir cuando les pase esto mismo en sus clases de filosofía, de ética o de lógica. Agradezco a Dios por tantos recursos que ahora podemos encontrar en Internet sobre este tema. Sin embargo, no hay como un café con un buen amigo que te pueda contar lo que ha aprendido y quizás compartir las luchas intelectuales a las que se enfrentó.

Razón y fe

Recientemente adquirí una serie sobre apologética cristiana “Defending Your Faith” de R.C. Sproul en la que demuestra que la ciencia y la razón son aliados para defender la existencia de Dios. El Dr. Sproul explica que la palabra apologética viene del griego “apología” que significa “dar una respuesta” o “hablar en defensa de”. Estos recursos son claves para jóvenes que se enfrentan a corrientes, filosofías, ideologías y pensamientos contrarios (y muchas veces falsas) al cristianismo para poder tener la confianza plena que nuestra fe no es ciega, sino es una fe fundamentada en la obra y vida de Cristo. Como dice Pedro en el clásico pasaje bíblico de 1ª Pedro 3:15 (NBLA):

“sino santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia,

Debemos responder a estas dudas, pero principalmente llevar nuestra conversación o argumentación a la persona de Jesús. Cristo es el parteaguas y el punto central de lo que creemos como cristianos. Todas las religiones pudieran compartir puntos en común con el cristianismo, pero al centrarnos en quién es Jesús y lo que Él representa, nos encontramos con la encrucijada si creer en Él o negar rotundamente que Jesucristo era realmente Dios encarnado. El cristianismo es completamente compatible con la ciencia y la razón, de hecho, afirma el Dr. Sproul que leyes como: la ley de la no contradicción, ley de la causalidad y otras afirmaciones lógicas y filosóficas, solamente demuestran la existencia de Dios y botan argumentos de ateos que quieren negarlo.

Lo que solo el Espíritu Santo puede hacer

En la segunda sesión, el Dr. R.C. Sproul hizo la siguiente afirmación: “Nadie puede responder al evangelio a menos que el Espíritu Santo cambie su corazón.”

Muy temprano en la historia de la Iglesia, Lucas describe cómo Pablo hablaba y predicaba sobre Cristo en diferentes partes del mundo. En Hechos 17, habla de su viaje a Atenas y cómo Pablo persuadía, convencía, argumentaba, predicaba en la sinagoga, en la plaza y finalmente en el areópago. Aunque al final se afirma que muchos de los que lo oyeron, creyeron; la verdad es que la apologética fue solo un medio para el fin último: la salvación.

Personalmente, tiendo a ser mucho más racional cuando presento el evangelio, y eso es algo bueno pues debemos sacarnos de la cabeza la idea que “los cristianos dejamos nuestro cerebro” en la iglesia o en la universidad.

 Romanos 12:2 (NBLA) afirma:

“Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.”

Es tan importante que un joven universitario cristiano pueda, de manera mansa y reverente, debatir con su profesor de filosofía sobre la existencia de Dios. Pero debemos tener claro que la salvación es del Señor y aunque podamos dar pruebas de lo que creemos, nuestra confianza es en la soberanía y gracia de Dios que salva a pecadores que se arrepienten y depositan su confianza en Él.

Referencias:

Hechos 17 en Biblegateway (NBLA): https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos+17%3A16-32&version=NBLA

Defending your Faith:

https://www.ligonier.org/learn/series/defending-your-faith/